domingo, 12 de febrero de 2012

EL NUEVO PARADIGMA DE LA EDUCACIÓN


          

          Ken Robinson presenta dos razones para reformar la educación pública: la formación de futuros trabajadores que ocupen un lugar en el sistema económico del S.XXI y la conservación de la identidad cultural del país en cuestión en un mundo que corre hacia la globalización. El problema que nos plantea es que para dar respuesta a estas nuevas cuestiones se emplean los mismos métodos de enseñanza que en el pasado, sin tener en cuenta el enorme cambio que se ha producido gracias a la revolución tecnológica.
           
            Tener un título universitario ya no significa tener un trabajo, por lo que ya no merece la pena para muchos jóvenes ese esfuerzo por conseguir un título que en algunos casos provoca marginación de diferentes tipos. El sistema educativo actual fue concebido en la cultura intelectual de la Ilustración y en la coyuntura económica de la Revolución Industrial y se basada en la capacidad académica, clasificando universitarios y no universitarios y dejando de lado el don, la vocación o entusiasmo de cada individuo.
           
            El mundo ha cambiado y la escuela sigue con sus mismas metodologías, así Ken Robinson ironiza sobre el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) al defender a los estudiantes que son obligados a permanecer quietos en clases pasivas llenas de lecciones magistrales. Los estudiantes para poder ajustarse a las exigencias de la escuela (que no se adapta a ellos ni al contexto) son medicados en Estados Unidos como consecuencia de la moda farmacéutica.

            La escuela no contempla otras aptitudes (solo la académica) así personas que académicamente tienen mayor dificultad, se sienten mediocres y fracasan sin que sus habilidades se potencien y lo peor de todo, terminan su escolarización sintiéndose poco valiosos para el sistema productivo.

La escuela debe despertar a sus alumnos para que cada uno descubra su capacidad. El autor propone un nuevo paradigma que rompa con las estructuras de “fábrica” de las escuelas (organización por cursos, asignaturas, clasificación por edades, exámenes estandarizados, criterios rígidos de evaluación…) buscando la manera de que el alumnado aprenda en función de sus intereses y necesidades, se autorealice y aprenda a trabajar con y en el grupo.

Una manera de dar a cada uno lo que necesita es permitiendo el desarrollo del pensamiento divergente en las aulas, algo que considero que inconscientemente el profesorado tiende a boicotear. A menudo se dice que solo hay una manera de responder, de plantear una cuestión, de opinar, de justificar, razonar y de calificar; siempre nos debatimos entre el bien y el mal, el blanco y el negro y nunca contemplamos las escalas de grises. Al respecto, Ken Robinson nos presenta algunos datos para argumentar como la escuela apaga la capacidad humana de pensar de diferentes formas, se trata de un estudio longitudinal que valoraba el pensamiento divergente a través de una sencilla prueba (enumerar diferentes usos de un clip). El estudio revela cómo esa capacidad va decreciendo según el alumno va ascendiendo por el sistema educativo. ¿Por qué? Porque nuestro paradigma educativo se basa en la capacidad académica para reproducir el conocimiento y en la tendencia a aislar al individuo en el proceso de aprendizaje.

Estoy de acuerdo con la idea de que la educación necesita un cambio radical, un nuevo paradigma que se ajuste a los nuevos retos del futuro. Hoy en día necesitamos contemplar la capacidad del ser humano de forma integral teniendo en cuenta el concepto de inteligencias múltiples y la diversidad del alumnado. El ser humano es mucho más que su capacidad lingüística o matemática, en la adultez hablamos o leemos sobre cómo mejorar nuestra inteligencia social, emocional, ecológica, ejecutiva (últimos best sellers)… pero ¿por qué no las desarrollamos en la escuela? Tampoco tenemos en cuenta que hay personas que se expresan mejor con imágenes o con ritmos, o que dan lo mejor de sí mismos si trabajan en grupo o en pareja, que se motivan si hay retos, investigación y no aprendizajes pasivos y cerrados.

Es un reto para las instituciones y la sociedad en general ya que lo más cómodo es reproducir linealmente lo que venimos haciendo desde hace un siglo. Si la escuela no cambia, tal vez volvamos a planteamientos parecidos a los del siglo XIX de los que nos habla el autor, en este caso a un nuevo tipo de analfabetismo. La escuela debe prescindir de “su reserva genética” tradicional y cambiar el pensamiento del profesorado, empezando por la formación inicial (como este máster, que ya es un cambio) y continua; siendo ella misma ejemplo de pensamiento divergente, planteándose diferentes soluciones para una misma situación, diferentes maneras de interpretar las dificultades del alumnado, del profesorado, las familias, etc. Este cambio no hace falta que sea forzado por el estado, sino que deben ser los propios profesionales de la educación los que busquen la manera más eficaz de realizar su trabajo para los alumnos, que son los “clientes” de la educación. En otras asignaturas hemos visto como profesores de institutos han innovado en su manera de dar las clases, consiguiendo una mayor motivación y por consiguiente unos mejores resultados. Aunque también es verdad que siempre son necesarios ciertos recursos económicos, y que a partir de cierto número de alumnos es más difícil manejar una clase…

El mundo cambia, la crisis afecta y necesitamos mentes despiertas que traigan ideas nuevas para todos, creo que Ken Robinson es una de estas mentes, es bastante claro y radical en sus planteamientos pero tal vez es necesario personas como él que inicien cambios y promuevan reflexiones.

Finalmente he de mencionar la acertada animación realizada por RSA Animated, facilitando el entendimiento y haciendo trabajar los dos códigos del cerebro.

miércoles, 1 de febrero de 2012

TRIVIAL EDUCATIVO

En esta página puedes encontrar test para casi todas las asignaturas y cursos educativos
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